Puede resultar difícil determinar qué régimen jurídico se aplica cuando un contrato cubre varios servicios (gestión de pedidos, flujo de documentos, manipulación, almacenamiento, transporte, etc.).
La idea de que lo accesorio se subordina al principio es frecuentemente utilizada por los tribunales:
Por ejemplo, se decidió que un contrato que trató principalmente del almacenamiento debía interpretarse como un contrato de depósito, considerándose accesorias las demás prestaciones (manipulación, transporte).
En un caso diferente, en el que el contrato incluía almacenamiento, transporte, manipulación y distribución -todos ellos igualmente importantes- y en el que el transporte no era el objetivo principal del contrato, se dictaminó que el contrato debía calificarse de contrato de depósito.
En consecuencia, se aplicaron el marco de responsabilidad y el plazo de prescripción correspondientes a los contratos de depósito.
Por el contrario, en un caso diferente, se determinó que el objetivo principal del contrato era el transporte de mercancías, mientras que los servicios relacionados con la manipulación, el almacenamiento y la clasificación se consideraron accesorios al cumplimiento de la obligación principal. En consecuencia, se aplicaron el marco de responsabilidad y el plazo de prescripción pertinentes al transporte en cuestión.
Es crucial garantizar que las disposiciones contractuales sean explícitas y eliminar cualquier término ambiguo que pueda obligar a los tribunales a interpretar la intención mutua de las partes, lo que no siempre es sencillo.
Por lo tanto, es fundamental definir claramente el objeto del contrato, la variedad de servicios que se van a prestar y las responsabilidades de las partes implicadas.
La clasificación del contrato afectará el marco de responsabilidad correspondiente, por lo que lo que está en juego es mucho.
Ansam Okbani, Lawyer-Independent Consultant, Madrid (Spain). LinkedIn: https://www.linkedin.com/in/okbaniansam/
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